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La Catedral de la Almudena es uno de los principales monumentos de Madrid
El primer rey que quiso construir una catedral en Madrid para que fuera cabeza del obispado fue Felipe II, si bien no se llevó a cabo debido al interés que puso en la construcción de el Monasterio del Escorial. Se hicieron varios proyectos a lo largo del siglo XVIII, pero no fue hasta bien adentrado el siglo XIX cuando Alfonso XII colocó la primera piedra de la catedral, sobre unos terrenos que por mediación de la reina Mercedes fueron cedidos por Patrimonio Real frente a la Plaza de la Armería del Palacio Real. Mientras se construía la catedral y previa bula del Papa León XIII, por la que se creaba la archidiócesis de Madrid – Alcalá de Henares, fue tomada temporalmente como catedral la Colegiata de San Isidro. Hasta este momento, Madrid pertenecía a la archidiócesis de Toledo, quien siempre puso numerosos obstáculos para que Madrid no se escapara de su jurisdicción.
Las obras se desarrollaron inicialmente bajo la dirección del arquitecto Francisco de Cubas, cuyo proyecto se tuvo que abandonar debido a la falta de recursos económicos, y que hicieron que las obras se alargaran durante más de un siglo. Este proyecto inicial estaba basado en las grandes catedrales góticas del siglo XII, pero lo único que se realizó fue la cripta neorrománica (acceso por la calle Mayor). No fue hasta el año 1950 cuando se retomaron las obras, ahora según proyecto de Fernando Chueca Goitia y Carlos Sidro, que aunque mantuvieron el estilo gótico en el interior,el exterior pasó a ser de estilo neoclásico armonizando con la fachada del Palacio Real, tal y como hoy se puede apreciar. Sin embargo las obras se volvieron a paralizar en el año 1969 por problemas económicos y no es hasta 1984 cuando se retoman por última vez, concluyendo definitivamente en el año 1992. La catedral fue consagrada en 1993 por el Papa Juan Pablo II, relevando por tanto a la Colegiata de San Isidro que había ejercido como tal.
La fachada principal esta orientada hacia la Plaza de la Armería, parte sur del Palacio Real.
En la parte superior se encuentra la Virgen de la Almudena y a sus lados San Isidro Labrador, Santa María de la Cabeza, San Fernando y Santa Teresa de Jesús. En el balcón y en una vidriera está la Virgen de Lis, flanqueada por los cuatro evangelistas. En la parte inferior a ambos lados de la puerta principal los escudos de la Casa Real Española y el escudo Pontificio. Las puertas son de bronce. De las dos torres, la de la derecha se la conoce como “mariana” o de los gallegos, puesto que sus campanas fueron donadas por los gallegos, y la que da a la Calle Bailén es la del carillón. La cúpula está recubierta de pizarra y piedra, con tambor octogonal con cuatro ventanas y rematado por una pequeña linterna. Cuenta con doce estatuas que representan a los doce apóstoles.
La fachada de Bailén tiene un amplio atrio al que se accede desde una escalinata tipo imperio. Se le conoce como plaza de Juan Pablo II debido a la gran estatua de dicho Papa que se encuentra en la misma. La plaza además está adornada por cuatro fuentes y farolas de estilo fernandino. La puertas también son de bronce y representan el hallazgo de la Virgen por Alfonso VI, la inauguración de la catedral por Juan Pablo II y la procesión de la Virgen el día de su festividad por las calles de Madrid. En la fachada se encuentran las estatuas de los padres de la Virgen María. Todo el conjunto está rodeado por unas rejas rematadas por las estatuas en bronce de San Antonio Mª Claret, San Ignacio de Loyola y San Juan de Ávila.
La planta es de cruz latina con una nave central y dos naves laterales, amplio crucero de tres naves, cabecera curva con girola y cinco capillas radiales.
La mesa del altar mayor es de mármol verde y detrás está el Cristo Crucificado de Miñarro, que procede de la Colegiata de San Isidro al igual que la sillería del coro.
La Virgen de la Almudena, patrona de la ciudad, tiene su altar en el crucero de la nave derecha, frente a la entrada por la calle Bailén.
En la girola destaca un retablo de Berruguete. La capilla central de la girola está dedicada a San Isidro Labrador y a su esposa Santa María de la Cabeza, representados en tallas policromadas de estilo barroco flanqueando el arca funeraria del siglo XIII en la que reposaban los restos incorruptos del santo (en la actualidad en la Colegiata de San Isidro).
Las naves laterales están dedicadas a santos contemporáneos.
La cúpula representa en sus cuatro vértices los cuatro elementos (tierra, mar, fuego y aire) y sostienen a la bóveda celeste.
La decoración pictórica de la catedral es de carácter geométrico, moderno y colorista.
Las vidrieras representan a la Virgen de Atocha, a la Virgen de la Flor de Lis, San Isidro y ángeles.
El órgano de la Catedral es una autentica joya. Consta de cuatro teclados, más un teclado de pedal, y tiene acoplamientos mecánicos y eléctricos: el teclado de las calderetas exteriores cuenta con dieciséis líneas de tubos, el mayor tiene once líneas; veintiuna líneas de tubos son para el teclado expresivo, nueve para la trompetería y el pedal suma trece líneas más.