ERMITA DE SAN ANTONIO DE LA FLORIDA

Ermita dedicada a San Antonio de Padua, fue mandada construir por el rey Carlos IV, tras derribar la construida anteriormente por Carlos III, como parte de una finca de recreo en el año 1792. En la actualidad es lo único que se conserva, pues el palacio fue derribado en el siglo XIX para construir la Estación de Príncipe Pío. A principios del siglo XX fue declarada Monumento Nacional.

Estuvo abierta al culto hasta 1929 en que se construyó una ermita gemela, obra de Juan Moya, para dejar la original como museo y panteón, pues en 1919 se trajeron desde Burdeos los restos mortales del pintor Francisco de Goya, autor de los frescos que decoran el interior de esta ermita. En la actualidad es propiedad de Patrimonio Nacional, aunque la gestión está en manos del Ayuntamiento de Madrid.

Es obra de Felipe Fontana, arquitecto real, y está decorada con frescos de Francisco de Goya, pintor de cámara de Carlos IV según encargo realizado por Jovellanos. Se compone de un solo cuerpo central rematado con un frontón triangular y dos cuerpos laterales unidos en la parte posterior del edificio. Su planta es de cruz griega y tiene una gran cúpula central con linterna. Tanto la cúpula como las pechinas y crucero están decoradas con unos frescos que representan un episodio de la vida de San Antonio, el de hacer hablar a un muerto para salvar a su padre, acusado injustamente de su asesinato; el ábside representa la adoración de la Trinidad.

Era tradición que el 13 de junio acudieran las modistillas casaderas a la ermita para pedir un buen novio a su patrón. Para ello echaban 13 alfileres en la pila de agua bendita para después poner la mano, y en función de los alfileres que sacaran clavados en la palma, eran los pretendientes que iban a tener. En la actualidad se sigue celebrando esta tradición en la ermita gemela.